REALIDAD DE LA UTOPÍA

La realidad de la utopía está dedicada a Bruno Taut y a su conciencia de una firme ley moral.
Su impulso utópico no puede considerarse agotado en la mera especulación teórica, sino que ha sido la condición necesaria para construir concretamente la ciudad real dentro de un proyecto humanitario más amplio.



HOMOLOGACIÓN

La homologación está dedicada a la “globalización”, que transforma las ciudades en una exposición ilimitada de un espectáculo específico y continuo, anulando de hecho la identidad de los lugares, cada vez más caracterizados por estar frecuentados por multitudes de individuos similares pero solitarios.
Gran parte de la arquitectura contemporánea está marcada por esta contradicción: trata con individuos localizados, identificados y socializados solo en la entrada o en la salida.
El espacio ya no tiene el carácter de expresar la utopía: simplemente existe y no acoge ninguna sociedad orgánica.



MEMORIA DEL TERRITORIO

La memoria del territorio está dedicada a la comunicación horizontal. El mapa de Lombardía dibujado por Giovanni Pisato en 1440 nos presenta un vasto territorio urbanizado en el que la trama creada por la naturaleza —con sus cursos de agua, montañas y bosques— y la trazada por el hombre —con sus ciudades, conventos, refugios y senderos— se fusionan en un sistema legible a través de los signos que caracterizan el entorno y que constituyen todos, de algún modo, referencias interdependientes.



RAÍZ URBANA

La raíz urbana está dedicada al individuo capaz de vivir una sincronicidad no frustrante, sino conectada principalmente con procesos que ocurren en el inconsciente y, por lo tanto, consciente.
Para la psique inconsciente, el espacio y el tiempo parecen relativos; es decir, el conocimiento se encuentra en un continuo espacio-temporal en el que el espacio ya no es espacio y el tiempo ya no es tiempo. Si el inconsciente desarrolla y mantiene cierto potencial hacia la conciencia, surge la posibilidad de percibir y “conocer” eventos paralelos.
Carl G. Jung, La sincronicidad.



Así, a caballo de nuestro cubo, nos asomaremos al nuevo milenio, sin esperar encontrar nada más que lo que seamos capaces de llevar con nosotros. (1)

La idea de Syncrostudio nació con motivo de la participación en el concurso internacional “ciudad del tercer milenio” (cuatro imágenes digitales sobre la ciudad del futuro) convocado en la edición 1999-2000 de la VII Bienal de Arquitectura de Venecia:
LESS AESTHETIC MORE ETHIC
Partiendo del supuesto de que ética y estética no están separadas, ni compiten entre sí, consideramos necesaria una articulación —y al mismo tiempo un juego de lectura— en la que cada imagen se convierte en contexto y marco para las demás.
Estas no son imágenes separadas, sino facetas distintas de la misma Ciudad-Medalla, sincronizadas en un recorrido que puede revelarse como un dispositivo capaz de comunicar y producir, simultáneamente, un tiempo del sentido y un sentido del tiempo.
En lugar de imágenes abstractas, buscamos expresar una idea de ciudad futura arraigada en la naturaleza, que cuestione una forma de experimentar el tiempo recuperando su significado.
La velocidad con la que la presencia de los demás y de las cosas se vuelve virtual, el dolor y el placer como información, transforman nuestros sentidos en superficies resbaladizas, carentes de estímulos reales. La simulación afecta al objeto y a la esencia de nuestro sentir, comprometiendo la capacidad individual de relacionar sinestésicamente la mente y el alma con los distintos estímulos ambientales.
Por otro lado, un entorno cada vez más globalizado, manipulado, transformado y amenazado en su cuerpo físico y territorial es sinónimo de una crisis del pensamiento que afecta profundamente a los modelos sociales y políticos, situándonos ante una crisis ética de la sociedad. Frente a ello, el potencial de las tecnologías no debe eliminarse, sino arraigarse en el ser humano, según una estrategia de implementación de procesos sostenibles capaces de contrarrestar la desmaterialización, pero sobre todo, el advenimiento de la democracia automática: la democracia mediática, instantánea, sin reflexión, de puro reflejo(2), donde se desvanece el sentido de los objetos, de la narración y de la historia.


El vacío de la globalización, entendida como el poder absoluto del mercado y de sus tecnologías, genera en el individuo una tensión continua hacia el éxito como pura competitividad financiera, llevándolo a construir formas que responden a reglas de comportamiento homogéneas de masas y consumo.
«Las verdaderas distancias, la verdadera medida de la tierra, están en mi alma» (3).
Recuperar el sentido del tiempo y de la materia significa buscar en el proyecto un signo de equilibrio que se inserte conscientemente en su papel entre las energías, los recursos y las imágenes del paisaje humano, dentro del marco general de una filosofía de la evolución en clave de sostenibilidad.
Del deseo de superar la barrera de las estructuras formales que sofocan el entorno y aprisionan la obra, nace este intento de desarrollar un diseño que se oriente a lo largo de un recorrido orgánico y sincrónico: orgánico en cuanto se refiere al concepto de organismo vivo, un principio necesario que regula las conexiones estructurales internas y ambientales entre las partes y el todo.
Sincrónico en cuanto acto de caracterizar el presente como tiempo de individuación de aquello que pertenece a los lugares, a su historia, a su cultura, y que es a la vez deseo y proyecto de futuro.
La historia de la arquitectura moderna ha confirmado un camino posible hacia una organicidad de la arquitectura en la que predomina el ser humano compuesto de alma y cuerpo: Arts and Crafts, Art Nouveau, expresionismo, Neues Bauen, antroposofía, el movimiento orgánico estadounidense, el empirismo escandinavo, son ejemplos de movimientos históricos que tienen su origen en la naturaleza y llegan hasta nuestros días.
«¿De qué le sirve al hombre ganar el universo si pierde su alma, alma que lo mueve y le permite ser al mismo tiempo animado y amante, atraer al otro, al entorno, a la proximidad con su propio movimiento?» (2).

(1) Italo Calvino, Seis propuestas para el próximo milenio
(2) Paul Virilio, Velocidad de aceleración
(3) Proverbio armenio